Tristán llegó a su madurez con jersey de rombos y aura de soltero de oro. Pese a su edad, lo cierto es que se sentía en plena forma: no por nada llevaba haciendo ejercicio desde sus años universitarios y aún tenía por costumbre salir a correr por las mañanas y practicar el yoga, desoyendo los ácidos comentarios de su hermano quien auguraba que en esas posturas un día se partiría el cuello, lo cual sin duda sería muy malo para el negocio.
Además, era frecuente encontrarle en compañía de una muchacha mucho más joven que él llamada Alma Baena. Tras su fracaso sentimental de juventud se le habían conocido relaciones con distintas mujeres, todas ellas fugaces, y ahora Alma parecía estar teniendo más éxito que quienes la precedieron… ¿Pensaría acaso Tristán en atreverse de nuevo a dar el gran paso?
Respecto a los mellizos…
Al llegar a la adolescencia Alejandro se convirtió en un auténtico torbellino. Se parecía a Tristán en determinados aspectos, aunque en general tenía mucho más sentido práctico que su tío a esa edad, si bien no había encontrado ningún objetivo hacia el que dirigirlo.
Su hermana Victoria era más tranquila y también más ambiciosa, en ningún modo el tipo de persona que se conforma con un modesto negocio de colchas (dejando aparte que exceptuando a su padre, nadie en la familia había aprendido a confeccionarlas). Tenía otros planes, planes que en su adolescencia aún estaban bastante difusos y formados por ensoñaciones, pero que iría perfilando con el tiempo.
Los dos hermanos fueron juntos a la universidad. Alejandro se matriculó en Biología, aunque en verdad lo que más le gustaba era el ambientillo…
… Victoria estaba más centrada en la vida académica y se decidió por Filosofía.
Sin embargo al llegar al tercer año, para disgusto de sus padres, ambos hermanos decidieron abandonar la universidad, cada uno por sus propios y secretos motivos…
Wou¡¡ que buen giro a la historia de Obel, uno con la parca y la ora con una lámpara, me gusta… siiiii
Comentario por Pilar — Jueves, 21 mayo, 2009 @ 6:22 pm |